martes, 8 de febrero de 2011

Reflexión sobre la certeza de las cosas que percibimos.

Deliberaremos sobre el contenido filosófico de la película “Matrix”. Lo haremos relacionándolo con filósofos como Platón y Descartes y, centrándonos en la reflexión sobre si lo que percibimos es real o no. También haremos referencia a otros planteamientos dados, por ejemplo, por la película “El show de Truman” o el filósofo Karl Popper.

A continuación se presentan los aspectos más destacables e importantes de la película, a mi juicio.
Matrix es una simulación virtual del mundo de finales del siglo XX. Los humanos esclavizados viven con sus mentes conectadas a esta simulación. Por lo tanto, aunque si que existe el mundo, no es tal y como creen los humanos esclavizados. Los humanos perciben como real algo que no lo es, o mejor dicho, que no es como ellos creen. Es decir, si que existe ese mundo, pero no como ellos lo perciben. En realidad es un conjunto de códigos. Dentro del mundo real, las máquinas han creado un mundo artificial. Dentro de él se encuentran los humanos, esclavizados y desconocedores de la realidad. Los humanos que no fueron esclavizados aprenden a interpretar los códigos de Matrix. También consiguen meterse, mediante “grietas” en el sistema, en el mundo ficticio.
En resumen, dentro del mundo real, las máquinas han creado un mundo ficticio: Matrix. En él se encuentran casi todos los humanos, que creen que ese mundo es como ellos lo perciben, cuando en realidad tan sólo se trata de un sistema informático que les hace trabajar inconscientemente para las máquinas. Hay un grupo de humanos que se encuentra fuera de Matrix, en el mundo verdadero. Éstos aprenden el funcionamiento de Matrix y son capaces de introducirse en él y luego salir. Tienen como misión luchar contra las máquinas y encontrar al elegido para que libere a la humanidad de su cautiverio.


 La principal cuestión filosófica que plantea la película es que posiblemente lo que percibimos por los sentidos no es real. La película plantea que lo que percibimos no es la realidad, sino un sistema aparentemente real creado dentro de la verdadera realidad. Es decir, dentro del mundo hay creado otro mundo, en el cual nos encontramos, desconociendo que no es el verdadero. En este mundo, lo que percibimos mediante los sentidos no es más que ilusiones creadas por un sistema informático. Todo, excepto los propios humanos, aunque haya ilusiones con apariencia humana. Nosotros, interpretaríamos los códigos informáticos como realidades físicas porque estaríamos conectados a Matrix, del mismo modo que un sistema operativo interpreta el sistema binario de nuestros ordenadores. Por lo tanto, ¿no podría ser lo que percibimos algo irreal, simples ilusiones?

Como dice Decartes, sólo podemos estar seguros de la existencia de aquello que no nos planté ninguna duda. Pero, ¿qué ocurre cuando hacemos esto? Llegamos a la conclusión de que quizás nada exista tal y como nos dicen nuestros sentidos. Los daltónicos no pueden distinguir algunos colores y/o tienen tendencia a confundirlos. Pero, ¿podemos estar seguros de que son sus ojos los que fallan y no los nuestros? O, ¿cómo podemos estar seguros de que todos percibimos los mismos colores? O, ¿de que yo no le llamo verde a lo que tu llamas rosa y tú no le llamas verde a lo que yo llamo rosa? Entonces ante un coche al que ambos llamáramos verde, tu verías rosa y yo verde. Creyendo así que los dos vemos lo mismo, pero no siendo cierto. En general, ¿cómo podemos estar seguros de que compartimos el mismo código o de que recibimos el mismo mensaje? ¿Cómo podemos estar seguros de que las cosas que vemos y sentimos, como los árboles o las mismas personas que nos rodean, son reales? ¿Cómo podemos estar siquiera seguros de que nuestro cuerpo existe? Algunos dirían, por ejemplo, que porque cuando algo nos golpea lo notamos (siendo esto aplicable a todos los sentidos). ¿Pero acaso no podría ser esto una sensación que se da en nuestra mente, pero que en realidad no existe? ¿No podría ser todo nuestro mundo fruto de nuestra imaginación? Ante esto Descartes llegó a la conclusión que, bajo mi punto de mi vista, es la única totalmente cierta y demostrable por la razón. Hablo de la célebre frase “je pense, donc je suis”, que se traduce a nuestro idioma como “pienso, luego existo”. De lo único que podemos estar seguros es de que existimos, pero de que existimos nosotros mismos. Es decir, yo puedo estar seguro de que yo existo, pero no de que tú también. Podemos estar seguros de que existimos porque pensamos, es decir, porque se realiza una actividad, la única, por otro lado, de la que podemos estar seguros. Para que esta actividad se lleve a cabo debe de haber algo que la realice: nosotros, más aún: yo. Pero tan sólo podemos estar seguros de que pensamos, no de lo que pensamos. No podemos estar seguros ni siquiera de lo que pensamos porque quizás pertenezca a otro sentido. Es decir, quizás haya otro sentido al que le corresponda percibir lo que pensamos. Quizás lo que percibimos como lo que pensamos, no sea la realidad, sino que pensemos otra cosa aunque seamos inconscientes. Así que, he aquí la única afirmación de la que podemos estar completamente seguros, y ni tan sólo a nivel de todos, sino a nivel personal. Yo estoy seguro de que existo porque yo pienso, pero no se si tú existes porque no puedo estar seguro de que pienses. Mi pensamiento, y por lo tanto mi propia existencia, es indudable, algo absolutamente cierto y a partir de lo cual puedo establecer nuevas certezas. Es decir, esta afirmación es la única fiable a partir de la cual podemos sacar conclusiones.
Esto lleva a darnos cuenta de que el ser humano, en conjunto, ha dado como ciertas las cosas que la mayoría percibe con sus sentidos. Si la mayoría de la humanidad fuera daltónica, daría como ciertas otras afirmaciones. Estas afirmaciones no son, como hemos visto, fiables al cien por cien, pero es necesario establecerlas para poder razonar. Es decir, quizás la humanidad entera esté equivocada en que el cielo es azul y, por lo tanto todas las certezas establecidas a partir de ello sean erróneas, pero es necesario asumir el riesgo de poder estar equivocados para poder avanzar. Por lo tanto, si lo percibido por los sentidos no fuera cierto, prácticamente toda la ciencia sería errónea. Si no diéramos como cierto lo que los sentidos de la mayoría perciben, sería imposible abordar cuestiones mayores. De esta forma, avanzamos a partir de la necesaria aceptación de las percepciones de la mayoría que quizás sean erróneas.

Otra cuestión que plantea la película Matrix es que no se puede informar a alguien de algo que se le escapa aunque sea real, debido a que su visión de las cosas es distinta. Es decir, ¿cómo podrían contarle la verdad a un humano que se encontrara dentro de Matrix sin haber salido de él? No se creería nada, por eso tienen que explicarle todo al elegido para que pueda comprender la verdad. Esta cuestión se ve muy bien explicada en el Mito de la Caverna de Platón. En el se plantea como varios hombres viven de cara a la pared desde siempre. De este modo, lo único que han visto son las sombras proyectadas en la pared, creyendo de esta forma, que eso es la realidad, y no sólo sus siluetas. Un hombre es liberado y puede ver la luz. Éste se ciega en un primer momento, pero luego, forzado, porque al principio no quiere ver la luz ya que le hace daño en los ojos, descubre la realidad. Cuando vuelve con el resto intenta explicarles lo que ha visto pero dos cosas se lo impiden. En primer lugar, que los demás no son capaces de comprenderle y le toman por loco, ya que creen que lo único verdadero son las sombras. En segundo lugar, que no es capaz de ver las sombras porque son demasiado oscuras para sus ojos. Esto ocurre cuando sabemos algo a lo que no se puede llegar razonando, sino por el descubrimiento. Por ejemplo, ¿cómo explicarle a un ciego qué es el color azul o a un sordo qué es el sonido? Esto también nos puede llevar a plantearnos que quizás vivamos en un mundo de sombras, que sólo veamos sombras de la realidad y que por lo tanto sólo recibamos una pequeña parte de lo real.

Matrix es una teoría de cómo puede ser el mundo en realidad. Pero también existen otras teorías cinematográficas como “El show de Truman”, en el que un individuo vive en un mundo creado mediante decorados y actores, y su vida tan sólo es un espectáculo televisivo. Es otra posibilidad, ¿quién sabe si no somos un experimento y que el resto tan sólo son actores? ¿Cómo estar seguros, por ejemplo, de que nuestros padres son nuestros padres? Algunos dirían que haciéndonos la prueba de maternidad, pero, ¿y si nos mienten en ella para seguir con la mentira teatral?
En cualquiera de los casos anteriores, la persona que se haga preguntas más trascendentales, que se planté las cosas, estará más cerca de la verdad, aunque esté lejos, que aquel que no lo haga.

Por otro lado, estas cuestiones también pueden adquirir un carácter religioso. Karl Popper dijo: “Pero ¿quién ha dicho que razón y experiencia, mente y sentidos, nos comunican la <<verdad>>? ¿Cómo probar que no se trata de ilusiones, igual que muchos consideran ilusiones las convicciones en las que se basa la fe religiosa?” Si bien es cierto, que es más fácil fiarse de la razón, la experiencia, la mente y los sentidos, también es cierto que posiblemente la creencia religiosa, sea cual sea, puede ser cierta. Los creyentes creemos que por la fe conocemos una realidad mayor que no es demostrable por la razón (aunque no significa que sea irracional). Creemos, en términos platónicos, que hemos descubierto el mundo de la luz, dejando atrás el mundo de las sombras. Es decir, al conocimiento que nos da la razón, la experiencia, la mente y los sentidos, añadimos el conocimiento adquirido por fe. Por eso, que la creencia religiosa no sea demostrable por la razón no significa que no sea cierta.

Posiblemente nada de lo que percibimos sea cierto. Sólo podemos tener por cierto completamente la afirmación de Descartes: “pienso, luego existo”. En cualquier caso, para poder avanzar en cualquier aspecto, debemos de dar por ciertas las percepciones de la mayoría.

8 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo con la mayor parte de lo expuesto (de hecho, mis alumnos de este año podrían reconocer aquí mucho de lo que les he explicado en clase), aunque habría bastante que matizar y añadir para que algunas de las cosas que planteas no conduzcan a conclusiones erróneas (alguna deslizas tú mismo, de hecho). Pero he de hacer una salvedad con el extraño giro que introduces como conclusión (extraño pero bastante previsible en tu caso). Al final da la impresión de que toda tu argumentación se dirige al objetivo de poner en cuestión el conocimiento empírico mientras que otro conocimiento alternativo, el aportado por la fe, se salva de la quema al quedar a salvo, por su propia idiosincrasia, de las objeciones planteables al primero. El problema es que la fe NO ES un modo de conocimiento, al menos por lo que sabemos y mientras no se demuestre lo contrario. Es decir, no aporta ninguna información sobre la realidad. La fe es un acto psicológico que tiene su fundamento en el aparato emocional, y las emociones no nos ofrecen conocimiento sobre el mundo, sino que su función es hacernos reaccionar ante él. En definitiva, incurres en una petición de principio, pues das por supuesto algo que previamente no se ha demostrado, que hay "un conocimiento adquirido por fe". Para que se pueda afirmar que hay conocimiento, es necesario que haya objeto de conocimiento y, como tú sabes perfectamente, la existencia del supuesto objeto de conocimiento de la fe no está demostrada. No está demostrada racionalmente, claro, que es lo que tú afirmas que no es necesario, con lo que quedaría como mero objeto de fe, como tú dices. El problema es que esto es circularidad pura (es verdad porque lo creo, lo creo porque es verdad). Yo me lo guiso y yo me lo como. Juez y parte. A mí, desde luego, no me valen tales reglas de juego. Aceptar esas reglas significaría tener que aceptar la existencia de CUALQUIER cosa afirmada por CUALQUIER persona, con la única condición de que esa persona creyera con la suficiente firmeza en su afirmación. ¿Es la creencia subjetiva suficiente garantía de la existencia de algo? ¿Y si otro cree con firmeza (tiene fe) en la no existencia de Dios? ¿Los dos tendrían razón? Eso significaría que algo puede existir y no existir al mismo tiempo. ¿Uno de los dos estaría equivocado? ¿Por qué no podrías ser tú, en tanto que la garantía que ofrece el otro es exactamente la misma que ofreces tú?

    Por otro lado, resulta contradictorio utilizar argumentaciones racionales, como haces aquí, con el fin de poner en cuestión la razón. Con ello, todo tu planteamiento se anula a sí mismo. Sinceramente, pienso que los creyentes os hacéis la picha un lío (si me permites el vulgarismo) cada vez que intentáis argumentar, racionalizar o, sencillamente, defender (que no expresar, que eso sí es posible) con palabras ("logoi", que significa al mismo tiempo "razón" y "discurso") vuestra creencia. Y eso ha sucedido desde Tomás de Aquino hasta Mateo. Deberíais limitaros a la mera afirmación "creo", sin pretender añadir nada como respaldo o apoyo a la misma. Eso sería lo único coherente. Y siempre me resulta sospechosa esa necesidad, o como lo quieras llamar, de razonar la propia creencia (¿o acaso lo que haces en este texto no es "razonar"?), como si no se confiara lo suficiente en el valor intrínseco y autónomo de esa fe que defiendes. Y si encima se razona con el objetivo de desbancar la razón y afirmar la superioridad de la fe... ¿Tan superior es que necesita el apoyo de la razón, la cual a su vez dices que no es fiable...? Buf, contradicciones y más contradicciones. Lo dicho: os hacéis la picha un lío.

    Dejando a un lado todo lo anterior, un artículo tan bien redactado y desarrollado como ya nos tienes acostumbrados. Enhorabuena.

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  2. Ok, en primer lugar gracias.
    En segundo, explicaré lo que quería decir. Quería decir que de las experiancias se puede dudar, ya que de lo único de lo que podemos estar seguros es de que existimos (está mejor explicado en la entrada y mejor aún por Descartes). Tenemos que dar por seguro que lo que la experiencia nos dice es cierto para poder avanzar, pero no podemos estar seguros al 100% de que es cierto lo que percibimos. Por eso digo que algo no tiene porque ser cierto por el hecho de que es experimentado.
    En cualquier caso, doy por válido lo que nos diga la experiencia, al fin y al cabo, es el principal "arma" que tenemos para estar seguros de las cosas, sea un arma fallida o correcta, no tenemos otra. Por lo tanto, tenemos que tener una especie de fe en la experiencia, en que lo que percibimos es cierto.
    En cuanto a lo de la fe, yo sí que creo que por la fe se adquiere un conocimiento, otra cosa es que no sea demostrable razonando. Por lo tanto, ¿quién sabe si es cierto ese conocimiento o si no? Lo único que hago es plantear una duda. No pretendo demostrar por la razón la existenica de algo superior, en mi caso Dios. No quiero demostrar que Dios exista por la razón empírica, simplemente planteo la duda.
    No sé si se entiende. En cualquier caso, puedes decirme lo que no te quede claro para intentar explicártelo mejor.
    Un saludo.

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  3. Precisamente hace tan sólo un rato, en diálogo con otra persona en otro lugar de Internet, he manifestado el propósito (al que no sé si conseguiré ser fiel durante mucho tiempo) de no volver a debatir con creyentes religiosos (sobre el sentido, fundamento y validez de su creencia, se sobreentiende, no sobre otras cuestiones diferentes), de la misma manera y por las mismas razones que considero que no he de someterme a debatir con creyentes en la astrología o en que la Tierra es plana. Así que obviaré el último párrafo de tu comentario para centrarme en los dos primeros, donde lo que se plantea me parece mucho más relevante. Suscribo prácticamente todo de lo que dices ahí, es más, en su mayor parte coincide con mi propia postura al respecto del problema del conocimiento. Sólo quisiera hacer una salvedad. Ni la ciencia actual, ni Popper ni yo consideramos que el conocimiento pueda tener un valor de certeza, y en consecuencia no existe ningún tipo de fe, como tú dices, en esa certeza. De hecho, es falso que sea necesario "dar por seguro que lo que la experiencia nos dice es cierto para poder avanzar". En realidad es al contrario: nuestro conocimiento puede avanzar sólo si nunca da nada por cierto, lo que le permite estar abierto a la constante revisión de sus postulados y gracias a eso, a su vez, hallar explicaciones sobre la realidad cada vez más satisfactorias, aunque por la propia naturaleza de la capacidad cognoscitiva humana nunca podamos estar seguros de haber alcanzado la explicación definitiva. Estar cierto de algo es incurrir en el dogmatismo, que es precisamente aquello de lo que ha de huir un conocimiento que pretenda avanzar. Confiamos en el conocimiento empírico, como tú muy bien dices, no porque sea perfecto o aporte certeza, sino porque, con todos sus posibles debilidades, se ha demostrado hasta ahora como la mejor herramienta de que disponemos para conocer el mundo (en realidad, a mi parecer, la única). Por eso damos por válido lo que nos dice la experiencia, pero darlo por válido no tiene por qué equivaler a darlo por cierto, sino tan sólo por verosímil (como algo que posee una suficiente probabilidad de verdad). Insisto: no tenemos que tener "fe" en la experiencia, como tú afirmas, porque eso implicaría inmovilizar el conocimiento e impedir su aproximación a la verdad. Todo conocimiento ha de ser asumido como provisional, falsable y susceptible de revisión.

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  4. La verdad, Mateo, es que es una auténtica lástima que, pensando tan bien como piensas, seas creyente. Eliminar ese defecto sería lo único que te faltaría para conseguir ser del todo un buen pensador. Espero que algún día abandones "el lado oscuro". XD

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  5. Estoy de acuerdo con lo que dices en el primer comentario. Lo que quiero decir es que debemos de confiar en la experiencia, pero sabiendo que puede que nos dé una imagen errónea. Pero yo me refiero a lo más básico. Quiero decir, por ejemplo, que tenemos que aceptar que los demás existen. Pero es totalmente cierto que debemos cuestionar las cosas, o sea ser crítico. Estoy totalmente de acuerdo contigo, prueba de ello, por ejemplo, es el nombre del blog.
    Tu segundo comentario me hace mucha gracia porque hay muchas veces en que pienso de otra persona: "fíjate, sólo le falta creer". Lo gracioso es que en este caso ha pasado lo contrario: "sólo le falta dejar de creer". Jeje. Siento decepcionarte, pero por ahora lo veo difícil jeje.

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  6. Nunca se sabe, nunca se sabe... Sé de muchos que fueron creyentes y dejaron de serlo (lo contrario, sin embargo, se da muy raramente, aunque también hay algún caso).

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  7. pues yo conozco mas ateos que dejaron de serlo. yo por ejemplo. será porque nos movemos por lugares distintos.

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  8. Me gusto mucho y era lo que buscaba, gracias

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