sábado, 4 de junio de 2011

Energía nuclear: qué es, principales accidentes y su situación en España.

En el siguiente trabajo trataremos el tema de la energía nuclear. En primer lugar definiremos qué es y hablaremos de sus ventajas e inconvenientes. Después diremos qué son los accidentes nucleares, cómo se clasifican y cuáles han sido los principales a lo largo de la historia. Por último veremos cuál es la situación de la energía nuclear5 en España hablando de las centrales nucleares existentes, la cantidad de energía que obtenemos a partir de ellas y cómo se tratan los residuos producidos.

Funcionamiento de las centrales nucleares.
En las centrales nucleares se utiliza el calor producido por la fisión nuclear para calentar agua hasta convertirla en vapor. La alta presión del vapor acciona unas turbinas que están conectadas a un generador, que convertirá la energía cinética en energía eléctrica. El vapor de agua que sale de la turbina sigue estando en estado gaseoso y muy caliente, por lo que hay que refrigerarlo antes de volverlo a meter en el circuito. Por ello, al salir de la turbina se dirige a un depósito de condensación en el cual, mediante el contacto con tuberías de agua fría, se vuelve líquido. De este modo, el agua vuelve a estar preparada para volver a empezar el ciclo.

Ventajas e inconvenientes de la energía nuclear.
La principal ventaja de la energía nuclear es la relación entre combustible utilizado y energía obtenida. La energía nuclear utiliza poco combustible comparado con la gran cantidad de energía que produce. Esto se traduce también en menos necesidad de transporte y menos producción de residuos.
Esta es una de las razones que sitúan a la energía nuclear en un mejor puesto que a la energía a partir de combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas). Actualmente se emiten 700 millones de toneladas de CO2 y otros contaminantes generados a partir de la quema de combustibles fósiles. Al ser una alternativa a estos combustibles, disminuiríamos el cambio climático del planeta. Aunque también es cierto que la mayoría de emisiones contaminantes a partir de combustibles fósiles están causadas por el transporte de carretera, campo en el que la energía nuclear no está muy avanzada.
En la actualidad la generación de energía eléctrica se realiza mediante reacciones de fisión nuclear, pero si la fusión nuclear fuera practicable, ofrecería ventajas notables. En primer lugar, tendríamos una fuente de energía inagotable. En segundo lugar, evitaríamos los accidentes en el reactor, que suelen estar producidas por las reacciones en cadena en las fisiones. Por último, los residuos generados serían mucho menos radiactivos. Hoy por hoy este tipo de energía es impracticable ya que no se puede controlar.

El principal inconveniente de la energía nuclear es la producción de residuos radiactivos y su gestión, ya que tardan muchos años en perder la radioactividad y peligrosidad.
Económicamente son rentables en el aspecto de que la cantidad de energía es muy grande con respecto al combustible utilizado. Pero no lo son tanto si analizamos los costes de construcción y puesta en marcha, teniendo en cuenta que, por ejemplo en España, la vida útil de las centrales de este tipo es de 40 años. En los principales países de producción se deberían construir 80 nuevos reactores en los próximos diez años para mantener la cantidad de producción energética actual.
Otro inconveniente, poco usual pero el más peligroso, es la posibilidad de que las reacciones nucleares por fisión generen unas reacciones en cadena que, si los sistemas de control fallase, provocarían una explosión radiactiva. Ampliaremos este punto en el siguiente apartado.
Por último, la seguridad en las centrales nucleares se ve amenazada por el terrorismo internacional.

Accidentes nucleares
A continuación analizaremos qué es un accidente nuclear, cómo se mide su importancia y cuáles han sido los principales accidentes nucleares.

Los accidentes nucleares son aquellos sucesos que emiten un determinado nivel de radiación susceptible de perjudicar a la salud pública. Cuando hablamos de accidentes nucleares, incluimos los  accidentes nucleares y los accidentes radiactivos. Un accidente nuclear es, por ejemplo, una avería en un reactor, y un accidente radiactivo podría ser el vertido de residuos radiactivos a un río.
A pesar de que los principales accidentes se han producido en centrales nucleares, también pueden ocurrir en otros centros en los que se trabaje con energía nuclear, como hospitales o laboratorios.


Para determinar la gravedad de un accidente nuclear se ha creado una escala: INES (Escala Internacional de Accidentes Nucleares en castellano). Así como sin las escalas Richter o Celsius no sería fácil entender la información sobre los terremotos o la temperatura, la escala INES nos indica la importancia de los accidentes nucleares. En dicha escala, los sucesos se clasifican en siete niveles. Los sucesos de los niveles 1 a 3 se denominan ‘incidentes’, mientras que en el caso de los niveles 4 a 7 se habla de ‘accidentes’. Cada ascenso en el nivel en la escala indica que la gravedad del suceso es diez veces superior aproximadamente. Cuando los sucesos no tienen una importante repercusión en el aspecto de la seguridad se les denomina ‘desviaciones’ y se clasifican debajo de la escala, Nivel 0.


Chalk River
Los laboratorios Chalk River se sitúan cerca de la población canadiense que les da nombre: Chalk River, en la provincia de  Ontario. Están dedicados a la investigación de las reacciones nucleares.
Se empezaron a construir en 1942 como consecuencia de la colaboración entre investigadores británicos y canadienses. En 1944 se inauguraron y en septiembre de 1945 pusieron en funcionamiento el primer reactor nuclear fuera de EE.UU.
Estas instalaciones sufrieron dos accidentes nucleares graves en los años cincuenta.

Primer accidente
El primer accidente tuvo lugar en 1952. El reactor antes nombrado sufrió una explosión que destruyó su núcleo. Una serie de explosiones de gas de hidrógeno lanzó la cúpula de cuatro toneladas por los aires. Miles de partículas de fisión fueron liberadas a la atmósfera, y un millón de litros de agua contaminada radiactivamente tuvo que ser  bombeado fuera del sótano hasta unas zanjas poco profundas, no lejos del río Ottawa. El núcleo del reactor no pudo ser descontaminado y tuvo que ser enterrado como residuo radiactivo. Es curioso que un joven Jimmy Carter, ingeniero nuclear de la Marina de los Estados Unidos, que más tarde sería presidente de dicha nación, fue uno de los cientos de militares que recibieron la orden de participar en la limpieza del reactor.

Segundo accidente
En 1958 tuvo lugar el segundo accidente nuclear de Chalk River. Varias barras de uranio se sobrecalentaron y se rompieron en el interior del núcleo del reactor. Una de las barras se incendió y se partió en dos mientras estaba siendo eliminada de la base por una grúa robótica. Ésta cayó en un pozo de mantenimiento, desde donde emitió mortíferos productos de fisión y partículas alfa a todo el edificio del reactor. El sistema de ventilación se había atascado en la posición abierta y también se contaminaron las zonas de acceso al edificio. Un equipo de relevos de científicos y técnicos consiguió extinguir el fuego tirando cubos de arena mojada. Más de 600 hombres fueron necesarios en la limpieza del reactor. Los informes oficiales dicen que muy pocos hombres fueron expuestos a una radiación mayor de la que se considera admisible para la salud. Sin embargo, ningún seguimiento médico ha sido realizado para ver si los involucrados mostraron una cantidad de diagnósticos de cáncer más alta de lo normal en sus posteriores años de vida.

Three Mile Island
La central nuclear de Three Mile Island se sitúa a unos 16 km de Harrisburg (Pennsylvania), en EE.UU.
El segundo reactor de la planta nuclear estaba funcionando a un 98% de su potencia máxima cuando, a las 4 de la madrugada del 28 de marzo de 1979, dejó de funcionar el circuito de refrigeración. El sobrecalentamiento producido en el núcleo del reactor dio lugar a un aumento de la presión, provocando la activación del sistema encargado de parar de forma automática el reactor.
Vista aérea de la central
Se bombeó agua a través del circuito de refrigeración de emergencia. Sin embargo, por un fallo humano, las válvulas que controlaban el paso del agua se bloquearon durante unos instantes.
Debido a estos errores, el agua contaminada inundó el edificio de contención que rodea al reactor. De este modo, se liberaron gases radiactivos a la atmósfera (xenón y kriptón). Además, grandes cantidades de agua con un nivel bajo de contaminación radiactiva fueron vertidas al río.
Treinta mil habitantes de los alrededores de la central en un radio de 8 km se vieron expuestos a ciertos niveles de radiactividad, aunque los efectos de la radiación fueron muy pequeños.
El accidente fue clasificado como nivel 5 en la INES y motivó la futura mejora de la seguridad en las centrales nucleares.

Chernobyl
El accidente nuclear más famoso y más grave de la historia tuvo lugar en Chernobyl (Ucrania) durante la noche del 25 al 26 de abril de 1986.
El 25 de abril, a la una de la madrugada, los ingenieros iniciaron la entrada de las barras de regulación en el núcleo del reactor, refrigerado por agua y moderado por grafito, para llevar a cabo una prueba planeada con anterioridad. En estos casos la potencia térmica desciende normalmente de 3200 a 1600 MW.
El operador encargado de ello se olvidó de reprogramar el ordenador para que se mantuviera la potencia entre 700 MW y 1000 MW, la mínima permitida. Por ello, la potencia descendió al muy peligroso nivel de 30 MW.
La mayoría de barras de control fueron extraídas con el fin de aumentar de nuevo la potencia. A pesar de ello, en las barras ya se había formado un producto de desintegración, el xenón, que hizo que fallara la reacción. En contra de lo que indican las normas de seguridad se extrajeron todas las barras de control.
El 26 de abril, a la una y tres minutos, esta combinación de baja potencia y un intenso flujo de neutrones provocó la intervención manual del operador, desconectando las señales de alarma. A las una y veintidós minutos, el ordenador indicó un exceso de radiactividad, pero los operadores decidieron finalizar el experimento, desconectando la última señal de alarma en el instante en el que el dispositivo automático de seguridad se disponía a desconectar el reactor.
Vista del reactor 4 después de la explosión
Al quedar inutilizados los sistemas de seguridad de la planta y al haberse extraído todas las barras de control, el reactor de la central quedó en condiciones de operación inestable y extremadamente peligrosa. En ese momento, tuvo lugar un brusco incremento de la potencia. El combustible nuclear se desintegró y salió de las vainas, entrando en contacto con el agua encargada de refrigerar el núcleo del reactor. A la una y veintitrés minutos, se produjo una gran explosión y, unos segundos más tarde, una segunda explosión hizo volar por los aires la losa del reactor y las paredes de hormigón de la sala del reactor, lanzando fragmentos de grafito y combustible nuclear fuera de la central.
El comienzo de un incendio, que no se consiguió extinguir hasta el 9 de mayo, aumentó los efectos de dispersión de los productos radiactivos.
Durante los siete meses siguientes al accidente, los restos del reactor nuclear accidentado fueron enterrados por los liquidadores, mediante la construcción de un ‘sarcófago’ de 300.000 toneladas de hormigón y estructuras metálicas de plomo para evitar la dispersión de los productos de fisión.
El accidente fue situado en el nivel 7 en la INES, es decir, el más grave de todos los niveles.
Aunque el accidente fue causado claramente por un error humano, hay que tener en cuenta los factores sociales y políticos de la URSS en aquel momento. Posiblemente, el temor de los operadores a no cumplir las instrucciones recibidas desde Moscú les llevó a seguir adelante con la operación, desactivando los sistemas de alarma.
Además en los reactores de la Unión Soviética no existía ningún sistema de confinamiento que cubriera el circuito ni un edificio de contención capaz de retener los productos de fisión en caso de accidente. Gracias a que estas medidas sí existían en occidente, se había evitado el escape de productos de fisión en Three Mile Island.
Por lo tanto, el accidente fue producido por un error humano, probablemente ocasionado por el temor y la solución no fue posible por la no existencia de sistemas de seguridad suficientes.

Consecuencias
De los productos radiactivos liberados, eran especialmente peligrosos el yodo-131 y el cesio-137. Aproximadamente la mitad de la cantidad de estos productos contenida en el reactor fueron emitidos a la atmósfera. Además todo el gas xenón fue expulsado al exterior del reactor. Estos productos se depositaron de forma desigual, dependiendo de su volatilidad y de las lluvias durante esos días.
Los más pesados se concentraron en un radio de 110 km y los más volátiles alcanzaron grandes distancias. Así, además del impacto inmediato en Ucrania y Bielorrusia, la contaminación radiactiva alcanzó a gran parte de Europa y Asia. En España, el Consejo de Seguridad Nuclear detectó pequeñas cantidades de yodo-131 y cesio-137 en las regiones mediterráneas y en Baleares. En cualquier caso estaban por debajo del límite aceptable de dosis de radiación.
Las consecuencias humanas inmediatas del accidente fueron las siguientes:
· 237 personas mostraron síntomas del Síndrome de Irradiación Aguda, confirmándose el diagnóstico en 134 casos. 31 personas fallecieron durante el accidente, de las cuales, 28 fueron víctimas de la elevada dosis de radiactividad y 3 por otras causas. Después de esta fase aguda, 14 personas más fallecieron en los 10 años posteriores.
· Entre 600.000 y 800.000 personas llamadas liquidadores (trabajadores especializados, voluntarios, bomberos, militares, etc.) que estaban encargadas de las tareas de control y limpieza fallecieron en distintos períodos.
· 116.000 habitantes de la zona fueron evacuados varios días después del accidente, como medida de protección frente a los altos niveles de radiación, estableciéndose una zona de exclusión en un radio de 30 km alrededor de la instalación. La zona más evacuada fue Prypiat, a 2 km de la central, convirtiéndose en una ‘ciudad fantasma’ al abandonar la ciudad las 60.000 personas que allí vivían. A pesar de todo, 270.000 personas continuaron viviendo en áreas contaminadas.
· 565 casos de cáncer de tiroides en niños de 0 a 14 años fundamentalmente y en algunos adultos que vivían en las zonas más contaminadas (208 en Ucrania, 333 en Bielorrusia y 24 en la Federación Rusa), de los cuales, 10 casos han resultado mortales.
· Efectos psicosociales producidos por la mala información de las autoridades con respecto a la población. Todo se comunicó por sorpresa y sin decir a penas la magnitud del accidente. Las personas debían desplazarse sin a penas saber porqué. Todo esto se vio traducido en un importante número de alteraciones para la salud psíquica, como ansiedad, depresiones y varios efectos psicosomáticos.

Chernobyl después del accidente
La recuperación de la zona del accidente y de los productos de limpieza ha dado lugar a una gran cantidad de residuos radiactivos y equipos contaminados, almacenados en 800 sitios distintos. Se ha evaluado que el sarcófago y algunos sitios de almacenamiento de residuos representan una fuente de radiactividad peligrosa en las áreas cercanas.
En la Conferencia Internacional de Viena de 1996 se concluyó que la rehabilitación total de la zona no era posible y que era necesario llevar a cabo un completo programa de investigación para desarrollar un diseño adecuado que constituyera un sistema de confinamiento seguro desde un punto de vista ecológico, que evitara sobre todo el hundimiento del sarcófago existente.
Después de este grave accidente las autoridades y la industria nuclear de los países occidentales están realizando esfuerzos notables para ayudar a los países del Este a mejorar la seguridad de sus reactores, y se puede decir que en la actualidad la situación es mucho mejor que en 1986.
Entre los programas de ayuda de la Unión Europea destacan los programas TACIS y PHARE. El programa TACIS financió en 1996 un primer estudio con el objetivo de analizar las posibles medidas a corto y largo plazo para remediar el deplorable estado del sarcófago, transformándolo finalmente en un emplazamiento seguro.
En mayo de 1997 un grupo de expertos financiados por el mismo programa elaboraron el SIP (siglas en inglés del Plan de Ejecución del Sistema de Protección). Los objetivos del plan para convertir el sarcófago en un emplazamiento seguro fueron los siguientes:
· Reducir el riesgo de hundimiento del sarcófago.
· En caso de hundimiento, limitar las consecuencias.
· Mejorar la seguridad nuclear del sarcófago.
· Mejorar la seguridad de los trabajadores y la protección ambiental en el sarcófago.
· Convertir el emplazamiento del sarcófago en una zona segura desde el punto de vista medioambiental
Finalmente se decidió construir, a modo de recinto de protección, un amplio arco de bóveda metálico en cuyo interior quedaría el reactor 4 con un coste de 700 millones de dólares.
A pesar del grave accidente nuclear en el reactor 4 la central nuclear siguió en funcionamiento aunque actualmente ya no. El reactor 1 se cerró el 31 de noviembre de 1996, tras graves deficiencias de la refrigeración que dieron lugar a un nivel 3 en la Escala INES. El reactor 2 se cerró en octubre de 1991 tras un incendio. El reactor 3 fue el último en ser cerrado el 15 de diciembre de 2000 tras haber sufrido varios incendios y que la estructura estuviera ya afectada por la erosión.

Vandellós I
Vista actual de la central
El accidente de la central nuclear de Vandellós I se produjo el día 19 de octubre de 1989 debido a que un incendio se inició en el generador eléctrico por  un fallo mecánico que indirectamente provocó una inundación de agua de mar de la cava del reactor nuclear y la inoperabilidad de algunos de los sistemas de seguridad.
El 24 de noviembre de 1989, el antiguo Ministerio de Industria y Energía español resolvió suspender el permiso de explotación de la central.
El incidente de la central nuclear de Vandellós I, fue clasificado como nivel 3 en la Escala INES, ya que no se produjo escape de productos radiactivos al exterior, ni fue dañado el núcleo del reactor y tampoco hubo contaminación dentro del emplazamiento.
La central nuclear de Vandellós II que se encuentra justo al lado sigue operativa.

Tokaimura
En Tokaimura (Japón) se encuentra una instalación de tratamiento de combustible de uranio
Para entender qué sucedió primero tenemos que explicar brevemente el proceso de enriquecimiento de uranio en la planta de Tokaimura.
El proceso de enriquecimiento de uranio se realiza convirtiendo previamente el uranio en un compuesto, el hexafluoruro de uranio, que es gaseoso en condiciones normales. El siguiente paso, es la conversión del uranio enriquecido en forma de hexafluoruro de uranio en óxido de uranio.
El compuesto se convierte en pastillas de combustible cerámico, que constituirán los elementos de combustible de algunos reactores nucleares.
Para prevenir la aparición de una criticidad (una reacción de fisión en cadena auto mantenida), el procedimiento establecía unos límites para la cantidad de uranio que debía ser transferida al tanque de precipitación, una cantidad máxima de 2,4 kilogramos de uranio.
El procedimiento de trabajo fue modificado en noviembre de 1996, sin permiso de las autoridades reguladoras competentes, permitiendo el tratamiento de la disolución del óxido de uranio en baldes de acero inoxidable, que no cumplían las medidas adecuadas. Este nuevo método de trabajo había sido llevado a cabo varias veces antes de que ocurriera el accidente.
En la mañana del 30 de septiembre, cuando el volumen alcanzó los 40 litros, equivalentes a 16 Kilogramos de uranio, muy superior a la cantidad inicialmente limitada, se alcanzó la masa crítica necesaria para que se iniciara una reacción de fisión nuclear en cadena auto mantenida, acompañada de la emisión de neutrones y radiación gamma.
El accidente afectó directamente a los tres operarios que preparaban la muestra, que tuvieron que ser hospitalizados, dos de ellos en condiciones críticas, y que murieron uno a las 12 semanas y otro, transcurridos 7 meses.
Además, 56 trabajadores más de la planta se vieron expuestos a la radiación, de los cuales, al menos 21 personas recibieron dosis importantes y tuvieron que estar bajo evaluación médica.
En un radio de 200 metros alrededor de la instalación, fue restringido el acceso, y de forma adicional, las autoridades japonesas establecieron medidas de evacuación de 161 personas, de las zonas situadas a una distancia de 350 metros de la planta.
Como medida preventiva, las 310.000 personas que vivían a 10 km fueron avisadas para que no salieran de sus hogares, hasta que la situación estuviera bajo control, durando su confinamiento 18 horas.
Una vez que la criticidad finalizó, añadiendo ácido bórico a la solución del tanque de precipitación, y gracias a los sistemas de contención del emplazamiento, siempre en depresión con respecto al exterior, los niveles de radiación en los exteriores volvieron a la normalidad.
El accidente se clasificó como nivel 4 según la Escala INES (“accidente sin riesgo significativo fuera del emplazamiento”), ya que las cantidades de radiación liberadas al exterior fueron muy pequeñas, y dentro de los límites establecidos, pero dentro del emplazamiento, los daños producidos en los equipos y barreras biológicas fueron significativos, además de la fatal exposición de los trabajadores.
A partir del accidente, al que todos los indicios apuntan como un fallo humano, las plantas de fabricación de combustible en Japón, fueron automatizadas completamente, para asegurar que un accidente de criticidad no volviera a producirse.

Fukushima
El terremoto de Japón del día 11 de marzo del 2011 de 8,9 grados provocó uno de los accidentes nucleares más graves de la historia de la energía nuclear después del accidente nuclear de Chernobyl y el de Three Mile Island.
Foto aérea tomada poco después del accidente
La central nuclear de Fukushima sufrió una explosión el día siguiente al terremoto considerada de nivel 4 en Escala INES.
La explosión nuclear de la planta de Fukushima Daiichi, según el Gobierno, se ha debido a la acumulación de vapor de agua, y ha aclarado que no existe peligro. Sin embargo, tres personas habrían sufrido una exposición a la radiación de estas instalaciones, según los medios japoneses.
Las autoridades japonesas tratan de verificar, tras la deflagración, las condiciones en que ha quedado el reactor, que aparentemente no ha sufrido daños.

Energía nuclear en España
La primera central nuclear en España se construyó en el 1969, fue la central nuclear José Cabrera. El padre de la energía nuclear en España fue José María Otero de Navascués, que fue el director del laboratorio y Taller de Investigación del Estado Mayor de la Armada.
Actualmente las centrales nucleares en funcionamiento en España son las siguientes:
· Central nuclear de Santa María de Garoña
· Centrales nucleares de Almaraz.
· Centrales nucleares de Ascó I y Ascó II.
· Central nuclear de Cofrentes.
· Central nuclear de Vandellós II.
· Central nuclear de Trillo.
En España se estableció una moratoria nuclear en la que se bloquearon numerosos proyectos de centrales nucleares, que son las siguientes:
· Central nucleares de Lemóniz I y II
· Central nucleares de Valdecaballeros I y II
· Central nuclear de Trillo II
· Central nucleares de Escatrón I y II
· Central nuclear de Santillán
· Central nuclear de Regodola
· Central nuclear de Sayago

Importancia de la energía nuclear en España
En España existen ocho reactores nucleares que representan el 18,29% del total de energía en España.
La principal fuente energética se obtiene mediante el ciclo combinado (central eléctrica que genera energía mediante una turbina de gas y el ciclo de vapor de agua usando una o varias turbinas de vapor) – 29,89% -, la energía nuclear es la segunda fuente de producción energética. En tercer lugar, otras formas de producción energética como la cogeneración, la minihidráulica, la biomasa o el aprovechamiento de residuos representan el 16,55% del consumo total. En las últimas posiciones se sitúan las denominadas energías verdes, la energía hidráulica y eólica supone el 6,59% y el 9,81% respectivamente.
Las energías renovables son una gran oportunidad que a día de hoy empieza a ser rentable, como la energía eólica, y que está teniendo un gran auge en el mundo.
El problema es que como no se puede depender de la intensidad del viento en cada momento existe un límite de cupo sobre la energía total que se produce en un país. Los estudios marcan ese límite en el 20% aproximadamente.
Por lo tanto hay que generar el 80% de la energía por otro medio. Con la tecnología actual hay dos posibilidades: producir energía quemando hidrocarburos (diésel, carbón, gas...), muy contaminantes por las millones de toneladas que emiten anualmente de CO2 o producir energía mediante la energía nuclear.

Gestión de los residuos nucleares
Los residuos radiactivos se pueden clasificar según sus características físicas y químicas y por su actividad.
Clasificándolos por su actividad tenemos:
· Residuos nucleares de alta actividad, compuestos por los elementos del combustible ganado.
· Residuos nucleares de media actividad, son radionucleidos producidos en el proceso de fisión nuclear.
· Residuos nucleares de baja actividad, básicamente se trata de las herramientas, ropas y material diverso utilizado para el mantenimiento de una central de energía nuclear.
La Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA) es la empresa que se encarga en España de la gestión de residuos nucleares (provengan de centrales nucleares o de otras instalaciones radiactivas como hospitales y centros de investigación relacionados con la energía nuclear). La gestión de dichos residuos nucleares está definida en el Plan General de Residuos aprobado por el Parlamento.

Los protocolos para el tratamiento de los residuos nucleares depende de su nivel de actividad radiactiva:
Residuos nucleares de baja actividad
Los residuos nucleares de baja actividad radiactiva (ropas, herramientas, etc) se prensan y se mezclan con hormigón formando un bloque sólido. Al igual que en el caso anterior éstos también se introducen en bidones de acero.
En España, los bidones se trasladan al Centro de Almacenamiento de El Cabril (Córdoba), que ENRESA se encarga de gestionar.

Residuos nucleares de media actividad
Los residuos nucleares de media actividad se generan por radionucleidos liberados en el proceso de fisión (el que actualmente se utiliza en las centrales de energía nuclear) en cantidades pequeñas, muy inferiores a las consideradas peligrosas para la seguridad y la protección de las personas.
Con un tratamiento se separan los elementos radioactivos que contienen en estos subproductos y los residuos resultantes se depositan en bidones de acero solidificándolos con alquitrán, resinas o cemento.

Residuos nucleares de alta actividad
Una vez se ha gastado el combustible en una central de energía nuclear, se extrae del reactor para almacenarse temporalmente en una piscina de agua construida de hormigón y paredes de acero inoxidable dentro de la central para crear una barrera a las radiaciones y evitar escapes.
Si bien es cierto que estas piscinas pueden ampliarse mediante una operación llamada “reracking”, los últimos Planes Generales de Residuos prevén la construcción de almacenes temporales en seco dentro de la propia central nuclear. Éste seria un complemento a las piscinas en el paso intermedio hasta definir una localización definitiva.
La investigación sobre almacenamientos definitivos se desarrolla en numerosos países, algunos de los cuales, como Finlandia y EE.UU., han dado pasos muy importantes para su construcción y puesta en servicio.
Una de las soluciones que más se aceptan entre expertos es el Almacenamiento Geológico Profundo (AGP), generalmente en minas excavadas en formaciones geológicas estables.
Actualmente ENRESA trabaja para localizar, construir y gestionar un Almacén Temporal Centralizado donde guardar, de manera provisional y segura, los residuos nucleares de alta actividad que actualmente se guardan en las centrales nucleares españolas. Este almacenamiento permitirá ganar tiempo para buscar una ubicación adecuada para el AGP permitiendo la continuidad de las instalaciones nucleares y el almacenamiento seguro de los residuos de alta actividad.

Conclusión
Como hemos visto la principal ventaja de la energía nuclear es la gran cantidad de energía que produce en comparación al combustible que utiliza. También contamina menos que la energía a partir de combustibles fósiles.
Por otro lado tiene también dos inconvenientes importantes. En primer lugar los residuos que produce, que son altamente peligrosos y que tardan muchísimo tiempo en perder su poder dañino. El segundo problema que tiene principalmente es que si las instalaciones nucleares sufren algún tipo de problema las consecuencias son catastróficas y muy duraderas.
Lo ideal sería que pudiéramos prescindir de la energía nuclear para no correr riesgos, pero actualmente es imposible. Por lo tanto, debemos avanzar en desarrollar otras formas de obtener energía que sean menos peligrosas y mientras tanto cuidar mucho la seguridad en las instalaciones nucleares.

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